En este Día de los Derechos Humanos, volvemos nuestra mirada hacia los pueblos indígenas de la Amazonía, recordando que el respeto a los derechos humanos comienza con los más vulnerables entre nosotros: los niños y niñas. Estos jóvenes, herederos de una rica tradición cultural y guardianes de uno de los ecosistemas más vitales del mundo, enfrentan desafíos únicos que requieren nuestra atención y acción inmediata.
Los derechos de estos niños y niñas no solo abarcan la protección contra el daño y la explotación, sino también el derecho a crecer en un ambiente que nutra su identidad cultural, espiritual y física. En la Amazonía, esto significa garantizar que las comunidades indígenas tengan control sobre sus tierras ancestrales, acceso a educación que respete y refleje su herencia cultural, y protección contra las amenazas ambientales y económicas que ponen en riesgo su modo de vida.
En este día, reafirmamos nuestro compromiso de luchar por un mundo donde los derechos de los niños y niñas indígenas sean una prioridad. Un mundo donde cada niño indígena pueda alcanzar su potencial sin temor, donde su salud, educación y libertad de expresión sean garantizados, permitiéndoles contribuir a la riqueza cultural de nuestra sociedad global. Reconocer y proteger los derechos de los niños y niñas indígenas de la Amazonía no es solo un acto de justicia, sino una inversión esencial en el futuro sostenible de nuestro planeta.